Internet es una herramienta potente que permite eliminar brechas geográficas y agilizar procesos tan tediosos como el envío de una carta o el ver a una persona. Tan buena herramienta tiene una falla: es operada por humanos.
Los humanos son el cáncer del planeta, la razón por la cual se está destruyendo poco a poco y era de esperarse que en ese precioso lugar llamado internet el cáncer llegara y se expandiera. Tengo la suerte de acceder a internet desde míticos tiempos del módem (con su particular sonido) y en ese tiempo al ser una sociedad con menos posibilidades al acceso de estos medios tecnológicos no se daba tan frecuente la muestra de ese cáncer.
A medida que se acorta la brecha digital (no social o económica, esa va en aumento) más personas tienen acceso a las tecnologías y queda en evidencia la mala educación, no técnica mas bien de ser humano que reina en la sociedad.
He nombrado cáncer pero no he explicado a qué me refiero, es simple y lo llamo «cáncer de las redes sociales». En primer lugar se crearon para compartir información, divertirse o comunicarse pero poco a poco basándose en un mal concepto de la libre expresión hemos caído en acciones tan malas y detestables como el racismo, la xenofobia, el odio y por sobre todo la -diría poca pero no es el término correcto- inexistente tolerancia que hay entre las personas. Indistintamente su pensamiento social, político o religioso una gran mayoría utiliza estas redes sólo para atacar sin fundamentos más que defender su punto como cual animal salvaje defiende su territorio.
Leer los comentarios de estas redes sociales es un cáncer que daña y manifiesta lo peor del ser humano demostrando que somos entidades programadas para el odio y la inexistente tolerancia.